La niña de la ventana

Era de noche cerrada cuando oí un ruido en mi ventana, el despertador marcaba las 3.00 am, pensé que sería el viento y me acurruque bien entre las sabanas de mi cama. Cerrando los ojos intenté dormir de nuevo. Cuando ya estaba casi dormida, sumida en la inconsciencia, un nuevo golpe en la ventana me despertó. “Un pájaro” pensé, un golpe algo mas fuerte atrajo de nuevo mi atención. Empezó a sonar como pequeñas piedras chocadas contra la ventana, pero no solo se oía el ruido de las piedras, una voz, lejana pero susurrante a la vez, cerca de mi oído, no paraba de repetir una y otra vez “Vendetta, muerte y sangre, cuando toquen las 00.00 todo llegara “. Aterrada mi mano se deslizó por la pared hasta encontrar el interruptor de la luz. Cuando el cuarto se iluminó en la ventana, vi un rostro, no lo reconocí y no sabía si me miraba a mí, pero de un segundo a otro despareció. El rostro blanco como la cal se tapaba por el pelo negro azabache de la pequeña niña que había aparecido en la ventana. Corrí a la habitación de mis padres, no me entendieron, pero vieron en mi cara el terror y la desesperación y sin dudarlo llamaron a la policía del pueblo. Estábamos de vacaciones, habíamos alquilado una caseta en el bosque y a cinco kilómetros se encontraba el pueblo. La policía apareció tiempo después, les conté como pude lo que había visto y sucedido en mi cuarto y con gran asombro vi en sus rostros la preocupación. En un principio pensé que me llamarían loca y sin embargo los policías parecían saber más de lo que querían contarnos.
Rogué a mis padres irnos sin tardanza y aunque ellos no estaban de acuerdo, al oírlo los policías les dieron el consejo de que mas valía irse antes de que llegara la media noche del día siguiente, mis padres no lo entendieron, pero igualmente aceptaron el consejo y antes del mediodía del día siguiente ya estábamos de vuelta hacia mi casa.