jueves, 8 de enero de 2009

Un final trágico

Era un nuevo día y ahora todo me parecía perfecto, como si cualquier cosa que hiciera me fuera a salir bien. No sabía hasta que punto estaba equivocada. Me levanté divertida y salí de la cama mirándole dormir, me parecía un ángel. Me metí en la ducha, llevaba diez minutos de retraso y hoy no podía llegar tarde. Tenía una reunión a las 8.10 en Leganés. Me daba mucha pereza salir de la cama y separarme de él. Ahora era lo que mas me importaba. Terminada ya la ducha caminé hacia la habitación y me empecé a vestir. Supongo que con el ruido del armario se despertó y dormido pero sonriente me preguntó la hora. Las 7.30 le contesté. Él me acercó hacía sí, pero yo me negué, llegaba tarde. Me levanté y fui directa a la cocina. Me preparé el café y de un sorbo me lo terminé. Cuando estaba a punto de salir para coger el bolso y las llaves, él entró en la cocina vestido únicamente con calzoncillos y camisa. Me reí con una risita tonta y le advertí que si no se ponía en marcha él también llegaría tarde. Ya montada en el coche arranqué y sin siquiera molestarme en abrocharme el cinturón me aleje por la abarrotada autopista. Estaba atenta, mirando a la carretera, cuando sonó el móvil. Intentando cogerlo sin soltar el volante alcé la mano hasta el bolso.

Lo cogí y miré el número. Era él, ya le echaba de menos. Cogí el teléfono y su voz cálida inundo mi cerebro. ¿Cómo podía querer tanto a una persona? Algo ocurrió entonces, el volante giro hacia un lado y el coche volcó. Mientras botaba dentro de éste todavía oía su voz ¿o sólo era mi imaginación? Gritaba preocupado por mi nula contestación. Al estar en carretera otros coches chocaron contra el mío. Cuando todo paró yo sentía un gran dolor en las piernas, algo se me clavaba y en ese momento un nuevo golpe hizo que perdiera la consciencia. Fragmentos de lo ocurrido me vinieron al despertar, la llamada, el choque, el dolor y luego médicos, ambulancias y luces parpadeantes demasiado intensas para mis ojos. Al abrir los ojos me encontré en una sala blanca con cortinas de color verde botella. Suponía que sería una habitación del hospital. Intenté levantarme pero no lo conseguí. Noté una presencia en la habitación. Se levantó del asiento y le vi tan hermoso como el primer día. Su rostro mostraba preocupación y alivio, pero en sus ojos veía el dolor y el miedo que sentía. Intenté hablarle pero no me salían las palabras, no tenía fuerzas para hacer nada. La enfermera llegó en ese momento y la morfina inundó mi cuerpo, hasta que me quedé dormida.

Recuerdo todo con claridad la mala noticia del médico, la silla de ruedas y el dolor al saber que jamás volveré a andar.

FIN

2 comentarios:

  1. tia que tragedia por dios!
    buaaah!

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  2. Cariño, no me hagas llorar más.
    Como guión para anuncio de tráfico está muy bien, pero....
    Quiero más, dame más,....más alegría.
    No obstante está muy bien escrito, transmites muy bien los sentimientos.

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