martes, 29 de enero de 2013

A por todas!

"Nunca digas nunca", pero y si sabes que eso no ocurrirá, que lo que anhelas tan sólo es un sueño... "Lo último que se pierde es la esperanza", te dirán entonces, y es posible, pero y si ya se te agotó hasta la última pizca, si te arrancaron poco a poco esa ilusión hasta que un día descubres que no hay nada más haya del túnel de luz, tan sólo es un foco mal colocado y no te lleva a ningún sitio, más allá tan sólo hay oscuridad.

Un mal día lo tiene cualquiera, ya van semanas. Pero yo no he perdido la esperanza, se que hay algo detrás de ese túnel, desde aquí todavía se ve muy lejos, y quizás tarde mucho en alcanzar la meta. Pero estoy segura de que tras duros trabajos y sacrificios algo habrá... Más allá...

Y ahora os pregunto ¿Merecerá la pena? Tantas expectativas puestas en ilusiones vanas, que pueden desaparecer más rápido que el vuelo de un colibrí, ¿vale la pena vivir a base de un sueño sin la certeza de que algún día llegarás a esa meta querida? 


Mmmm hace un tiempo te habría dicho que no, que dejes la vida pasar, disfrutando del momento y no mirando hacia un futuro, pero ahora creo que no somos nadie sin un objetivo. Todos necesitamos ver que después de un trabajo hay una remuneración... Los cristianos e islámicos el cielo, los budistas, hinduístas, taoístas, sintoístas la reencarnación, la inmortalidad para los egipcios, todos tenemos metas, pero que pasa con aquellos que no somos de ninguna religión que no creemos en lo sobrenatural, que tenemos bastante claro que tras la muerte solo hay eso, muerte, oscuridad... Quien sabe, quizás, pero improbable... Para aquellas personas que les queda, ¿la rendición?

No, todos sabemos lo que nos queda, la vida. Una vida plena y satisfecha, habiendo hecho todo lo que de verdad querías hacer, sin remordimientos, sabiendo que estaba bien hecho.
Mañana me queda un día duro y todavía faltan semanas hasta que se pase la mala racha, pero si... Ya soy capaz de ver la luz, ahí está, clara y luminosa...


Recordad, hoy es el mañana del que tanto te preocupabas ayer (Dale Carnegie)

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